Al Excmo. Sr. Caballero D. Baltasar de Zárate y Peraza de Ayala – In memoriam

IN MEMORIAM de Baltasar de Zárate y Peraza de Ayala. (Santa Cruz de Tenerife, 1944- Sevilla 2015). Caballero de San Fernando y ex Tesorero del Ayuntamiento de Sevilla

 

El pasado miércoles, Sevilla lloraba -en forma de lluvia- el fallecimiento del que fuera su Tesorero hasta el año pasado. Las calles aledañas a la catedral, desiertas por el aguacero, se hacían eco de una tarde, triste y gris, de duelo por nuestro querido Baltasar de Zárate y Peraza de Ayala. En la Iglesia del Sagrario se celebró la misa ofrecida por sus familiares y la Orden de Malta, honrando su eterno descanso. Malta le rendía honores, al ser Baltasar, caballero y Consejero de dicha Institución Hospitalaria. Durante la liturgia, el hermano y la cuñada del fenecido subieron al altar, para leer -con cálido acento canario- las sagradas escrituras. Y me vino a la memoria, la imagen de Baltasar con su chaqué gris, cuando declamaba la palabra de Dios, en todas las misas de la Real Hermandad de Caballeros de San Fernando. Allí tuve el honor de conocerlo, hace casi ocho años, cuando yo llevaba la secretaría-cancillería de esa Corporación. Recuerdo que me llamaba la atención su forma, fervorosa y viva, de transmitir el sentido del Evangelio. También coincidimos, hace unos años, en el Real Alcázar de Sevilla. Don Baltasar era su Tesorero, y yo le consultaba multitud de cuestiones que me surgían como Jefe de Asuntos Jurídicos del Patronato. Siempre le estaré eterna e inmensamente agradecido, por su apoyo incondicional. Desde ese pretérito día hasta hoy, se fue fraguando una sincera amistad -y admiración mutua- que me permitió acercarme a la persona, y conocer más a un Baltasar desconocido para muchos. Recuerdo un día, en sus últimos meses como Tesorero, que me sorprendió su humildad y candidez también, por qué no decirlo. Baltasar -con mucho interés- me entregó su currículum vitae. Me dijo, “Quiero que conozcas las responsabilidades públicas y cargos que he desempeñado. Nadie me ha regalado nada, todo ha sido por oposición y concurso de meritos”. Yo estaba asombrado, ¡El ilustre Tesorero del Ayuntamiento de Sevilla me daba a mí la acreditación de toda su vida profesional, para justificarme su notoria experiencia y capacidad!! Parecía premonitorio a las líneas que ahora escribo. Así era Baltasar…Y su generoso gesto y deferencia, me dio la oportunidad de conocer mejor su trayectoria profesional, así como su labor política, que lo hacen merecedor de un sitio privilegiado en nuestra Historia contemporánea, por su contribución a la transición y democracia española.

 

Baltasar nació en Santa Cruz de Tenerife, en el año 1944. Pernetecía a una aristocrática familia, con ascendencia vasca y sevillana. Siempre me refería, con su acento isleño, que por sus venas corría sangre hispalense. Y no erraba, pues Baltasar era descendiente del conquistador de Canarias, Hernan Peraza de Ayala, noble sevillano y primer conde de La Gomera. Baltasar estudió Derecho, con un brillante expediente. Accedió por oposición, al cuerpo nacional de Interventores de la Administración Local, siendo el numero tres de su promoción. Pertenecía también al cuerpo superior de Administradores Financieros y de Técnicos del Parlamento de Canarias. En el nacimiento de la actual democracia constitucional, Baltasar desempeñó distintos cargos públicos como Técnico en el Servicio Nacional de Inspección, Interventor del Ayuntamiento del Puerto de la Cruz, Interventor y Delegado Fiscal de la Junta de Canarias. En 1983, fue nombrado Interventor General del Parlamento de Canarias, con especial felicitación del Parlamento insular. Colaborador estrecho del Presidente Suárez, durante casi once años, participó en la fundación del CDS. Por dicho partido, se incorpora en 1989, a las Cortes como diputado por Tenerife, durante la tercera y cuarta Legislatura de la democracia. Intervino como ponente en numerosos proyectos de Ley, y era conocida su brillantez en el Parlamento por sus continuas preguntas, interpelaciones y toda suerte de fiscalizaciones al Gobierno del PSOE. En 1994, accedió por méritos, al puesto de Consejero-Auditor de la Audiencia de Cuentas de Canarias. En el año 2000 fue nombrado Interventor General del Cabildo Insular y del Consorcio de Tributos de Tenerife. Baltasar ya era una verdadera Institución en Canarias, cuando en 2003 gana la plaza de Tesorero del Ayuntamiento de Sevilla. En dicho año obtuvo el número cinco del escalafón de toda España, de funcionarios de Administración Local con habilitación nacional. En diciembre de 2014 se jubiló como Tesorero Hispalense. Su llevanza de la Tesorería municipal fue impecable, y entre sus logros estuvo la ejecución de la refinanciación de la deuda municipal. Así como la complicada aplicación de la normativa de austeridad, provocada por la crisis económica a partir del año 2011. Don Baltasar, impulsó las cruciales renegociaciones de los préstamos municipales que supuso un ahorro de más de seis millones de euros para las arcas del Ayuntamiento. Recuerdo que Baltasar me contaba que en octubre de 2003 -cuando él llegó a la Tesorería- las existencias municipales recogidas en el Acta de Arqueo eran de casi doce millones de euros. Y a finales del año 2014 -último ejercicio como Tesorero- el Acta de Arqueo de Tesorería reflejaba más de ciento tres millones de euros de existencias.

 

Ya en su esfera privada, Baltasar de Zárate, pertenecía a distintas corporaciones, como la orden de San Juan Evangelista de La Laguna, Academia Melitense Hispana, de la Real Hermandad de caballeros de San Fernando de Sevilla, a la Orden de Malta, Real Cuerpo de la Nobleza de Madrid y era caballero maestrante de Castilla. También eracolaborador del comedor social de la Santa Caridad. Baltasar era un lector empedernido, así como un erudito de la Historia de España, la Política, del Derecho, de las Finanzas, de la Filosofía, de la Biblia y de otras muchas disciplinas y ciencias de la vida. Trabajador, honrado, pertinaz, culto, generoso, caritativo, meticuloso, algo excéntrico, y por encima de todo, un profundo conocedor de la Administración Pública. También tenía una faceta narcisista, claramente visible cuando le publicaban un artículo en el periódico y él siempre enviaba una foto de su juventud. Yo siempre lo llamaba, para decirle jocosamente, ¡Baltasar en la foto no se te reconoce…, has salido “algo mayor” de lo que estás actualmente¡… Siempre se lo tomaba con humor.

 

Gran conversador, contaba con cariño sus vivencias con Adolfo Suárez y las dificultades vividas con el primer presidente de la Democracia, ante la debacle de UCD y extinción postrera del CDS. Recuerdo las charlas y discusiones con mi vetusto amigo, sobre temas mundanos, religiosos, trviales o trascendentes. Porque si en algunos temas coincidíamos plenamente en otras cuestiones éramos diametralmente opuestos. Los diferentes puntos de vista nos enriquecían. Yo era el que más aprendía -claro está- porque Baltasar, como orador no tenía rival, y además poseía una vasta cultura y preparación académica. Obviamente tenía sus cuitas y defectos, como todos los tenemos, al ser simples mortales. ¡Pero qué tire la primera piedra quien esté libre de pecado! De Zarate, tenía sus benefactores y también detractores. Y me consta que estos últimos, aprovechaban algún descuido en su esfera privada, para intentar empañar su impecable profesionalidad. Porque es cierto que Baltasar no dejaba a nadie indiferente -ni impenitente- en ocasiones cuando criticaba, con argumentos y conocimiento de causa, al que se lo merecía. Al igual que Quevedo, su afilada pluma no toleraba la injusticia, ingratitud, el abuso, la prepotencia, la negligencia, ni los desmanes. Baltasar era un Quijote que muchas veces se encontraba con molinos de viento, intentando “desfacer entuertos”, y en ocasiones vivía un mundo ideal y anacrónico. Y aunque septuagenario, también tenía algo de “Don Juan”, con todos mis respetos y cariño hacia mi estimado Baltasar. Pero creía en un mundo mejor, en Dios y en su eterna misericordia. Recuerdo que Baltasar me envió una tarjeta, con ocasión del bautizo de mi segundo vastago, en la que decía. “Hoy  tu hijo con el Sacramento se convertirá en Sacerdote, Profeta y Rey, como Cristo…”. Así de píos -y desconocidos para muchos- eran sus hondos sentimientos. Hace poco me comentaba que tenía nuevos proyectos, descansar, leer mas, disfrutar de su merecido descanso…Recuerdo sus recientes charlas telefónicas, en las que manifestaba que quería afiliarse a un partido político, ya que añoraba su antigua actividad profesional y política. ¡Qué pena que haya disfrutado tan poco de su jubilación, apenas nueve meses! Pero ahí queda su legado. Su impronta. Su carisma, su lealtad y amistad. Hablan sus hechos, logros y obras. Y me parecía justo, rendir este humilde homenaje a una persona que merece ser recordada y honrada, conforme a la antigua costumbre latina de laudar a las personas notables, cultas y relevantes, de nuestra sociedad. Y en especial por su importante contribución a la democracia española y dedicación íntegra a la Administración Pública. Descansa en paz, querido amigo, te echaremos de menos.

 

 

Sevilla, a 21 de septiembre de 2015.

José Luis de Alcaraz Sánchez-Cañaveral
Abogado, Caballero de San Fernando